Such is life!

Ideas para cuadrar el presupuesto de Puerto Rico para el año fiscal 2009-2010:
  • Una subasta de citas con senadores. ¿A quién no le gustaría tener un “dream date” en Pikayo con JGo, Evelyn Sánchez o el Führer puertorriqueño, Tomás Rivera Schatz?
  • Poner un kiosco de frituras típicas afuera de la fortaleza...¿Se imaginan a Luce Vela de fritolera? Bueno pensándolo bien no, esta idea está demasiado pluscuamboricua para esta administración. ¿Un bake sale entonces? ¿O qué tal un “contratito de gobierno sale”? La idea sería que cada corrupto venga y tenga que comprar su propio contrato para ser subcontratista de gobierno. ¡Let the markets run baby!
  • Construir en el Yunque un complejo de lujo “resort-casino”, donde las unidades de “time share” empiezen en $650,000. Ya tengo el nombre: El Yunque Rainforest Bungalows.
  • Este proyecto se conectará mediante un tren bala a la Riviera del Caribe. Para poder ir directito del yate al tren y a la villa. En la palabras del ilustrísimo Jaime González, todos podremos disfrutar de “ver a los pasajeros, los pasajeros con chavos, bajarse del crucero y verlos meterse en las tiendas y verlos comprando cosas caras y al que le cree eso complejo, pues lo siento mucho por ustedes, porque la vida es así, no todo el mundo nació tan agraciado”.
  • Poner un impuesto por borracho. Esta medida sirve no sólo para arreglar nuestro erario, sino que también funciona como una medida anti-crimen (junto con la prohibición de la venta de alcohol después de la medianoche). Funciona así: Cuando el “bartender” ve a una persona que exhibe síntomas de estar picado (caminar inestable, cambios en el tono de voz, tirar labia monga o perrear hasta el suelo), el susodicho debe acercarse a la persona para que pague $50 por el derecho a estar ebrio en el establecimiento. De no cumplir con dicha estipulación, se enviará a la fuerza de choque estatal para que los ahoguen con gases lacrimógenos.
  • ¡Todos los empleados gubernamentales trabajan (¿mojonean?) un mes GRAAAATIS!
Con excepción de estas medidas el país seguirá funcionando con toda normalidad: los narcotraficantes y criminales “white collar” podrán seguir campeando por su respeto como de costumbre. Recuerden chicos: mientras más ricos, más oportunidades habrá para trabajar de sirvientas y porteros. Such is life!

Chorreaba la sangre


“Blood. The time was to come, when that wine too would be spilled on the street-stones, and when the stain of it would be red upon many there.” Charles Dickens no se refería a una calle en San Juan cuando escribió esto, sino a algún callejón en París durante la revolución francesa. Y sin embargo, la oración podría ser un titular en cualquiera de nuestros periódicos. Los parecidos con nuestra isla son impresionantes: un gobierno en bancarrota, el pueblo luchando contra los sinsabores de la pobreza, y el vástago del rey del sol le asegurándole a la aristocracia desde su palacio que “sí, sí, el país le pertenece a ustedes”.

Todos sabemos como terminó aquello. Cuando el hambre apretó, mataron al rey y Versailles ahora es un parque; ahora reinan la liberté, la égalité y la fraternité...la mayoría del tiempo. En Puerto Rico, no reina nadie desde la época de Agüeybana. Nadie excepto el miedo. Miedo al cuco y a los compontes, a la zafra y a las cesantías, a la “crisis fiscal” y al nivel del mar que poco a poco se va a tragar la isla. Tengo miedo de salir a caminar y que me asalten, me agredan, me violen o me maten. La misma fábula macabra repetida cientos de veces, como un “Padre Nuestro” en la iglesia. La violencia se ha convertido en la lingua franca de nuestro país, el idioma que nos oprime a todos: las jóvenes asesinadas temprano en la noche, los insultos en el tapón, la lluvia de balaceras, la fila del desempleo, “nombre y dirección de la persona que va a visitar,” preguntan los guardias. Mi nombre es Anyu y vengo a visitar a la Isla del Encanto, una isla remota en el Caribe que se pudre bajo el sol tropical.